VOLVER A DAR EL PRIMER PASO

A veces, dar el primer paso para realizar un filme se siente como un movimiento monumental, sobre todo si hemos esperado demasiado tiempo para hacerlo. Una idea que queremos explorar, una investigación por comenzar, cualquier asunto que pide salir del universo de las ideas a la acción requiere ese primer paso para romper la inercia. ¿Y qué pasa cuando el mismo proyecto nos exige dar el primer paso varias veces?

El cine independiente suele lograrse con procesos radicalmente interrumpidos. El ciclo desde que nace la idea, la desarrollamos, logramos el financiamiento, comenzamos el rodaje, y completamos cada paso de la postproducción, mercadeo y distribución es cualquier cosa menos lineal. Andamos por todas las curvas y no siempre tenemos control del freno. Las razones para estas interrupciones son tan diversas como los seres que se dedican a crear y las circunstancias de cada producción. Lo que compartimos es la sensación de tener que mover una montaña cuando se ha interrumpido el proceso creativo y es hora de volver a poner todo nuestro enfoque en ese filme. Y así se logra, amando profundamente la historia que estamos contando, honrando el camino tal y como ha sido y retomándolo con total y absoluto enfoque. A donde va nuestra atención es donde va nuestra energía y la única manera de comenzar y completar un proceso es poniendo ahí de nuestro tiempo y energía, tanto como se nos haga posible según nuestras circunstancias.

Una manera de trascender las interrupciones es observar las bendiciones que el lujo del tiempo nos puede brindar. En esos lapsos maduran las ideas, se profundiza la investigación, se crean lazos aún más estrechos con los sujetos del documental, o con el elenco si se trata de ficción, se expande la colaboración creativa con el crew y se identifican nuevas fuentes para el financiamiento. También es importante preguntarnos si los motivos para la interrupción son verdaderamente externos e inevitables o si nosotr@s nos estamos frenando. Hay mucha vulnerabilidad en el proceso de co-crear algo propio, de ser autora y mostrarle al mundo el resultado. El síndrome de impostora o los pensamientos de que no es suficientemente bueno nos atacan. Y ahí es cuando más importante se hace darle acción al asunto.

Podemos comenzar por hacernos preguntas, ya que siempre expanden nuestra consciencia, por ejemplo: ¿Verdad, con lo que tengo aquí y ahora qué puedo hacer para avanzar con esta historia? Seguramente vamos a encontrar acciones que encaminen el proceso. Siempre es mejor dar pequeños pasos hacia adelante que detenernos, dedicarle al proyecto algunas horas al día que ninguna.

Avanzar con consistencia le da alas a nuestra motivación y por vibración, el entorno comienza a colaborar con nuestro intento. Con Ser Grande, por ejemplo, hubo un lapso de dos años entre la primera etapa del rodaje y poder retomarlo para completar la historia de cada protagonista. Hubo un retraso en el desembolso que por contrato le correspondía hacer al Programa de Cine. Pero además de darle seguimiento a esa situación la verdad es que yo podía dedicarle tiempo a visionar el material grabado, comenzar a editarlo, avanzar con el guion de edición y con el plan para el rodaje restante. Pero escogí detenerme y usar la falta de fondos como excusa para no avanzar.

El dinero nunca es la única razón, claro que es necesario y también indispensable, pero lo que produce cine son nuestras ideas y nuestra voluntad. Sean externas o internas las razones para una interrupción, siempre hay lecciones que podemos extraer y pasos que podemos dar para retomar el proceso. Siempre podemos escoger hacer lo que está en nuestras manos para abrir el camino y permitir que nos sorprenda con nuevas maneras de completar lo comenzado. ¿Tú, qué bendiciones has encontrado en los obstáculos del proceso creativo y cuán dulce ha sido llegar a la palabra FIN con tu guion o los créditos finales de tu filme?

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